Una pelota arrogante

La pelota yacía en el patio de la casa, el sol había caído en el horizonte, la noche había llegado. Entre tanto el esférico objeto miraba al cielo cuando la primera estrella hacia su aparición en el oscuro firmamento, la pelota vio suspendida la lucecita y se río con desdén, pues se creía más grande que ella – No entiendo- dijo con arrogancia – como pueden los humanos ver con tanta fascinación a algo tan pequeño – he visto luciérnagas que emiten más luz – pensaba para sí misma. El árbol de mango que con su gran tamaño veía la pelota desde el otro lado del muro, le dijo en tono conciliador – las cosas no siempre son como creemos, pequeña. Todo depende de la perspectiva del observador – sus ramas se movieron cuando trató de ver al cielo - las cosas son como las vemos – insistió la pelota – mira esa estrella y mira aquella otra (los astros nocturnos empezab...