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Mostrando entradas de noviembre 26, 2017

1984 es hoy

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Quiero compartir con ustedes estas frases extraídas de la novela 1984 del gran George Orwen las cuales describen al sistema que hoy oprime a Venezuela. Hasta que no tengan conciencia de su fuerza, no se rebelarán, y hasta después de haberse revelado, no serán conscientes. Ese es el problema. Lo más característico de la vida moderna no era su crueldad ni su inseguridad, sino sencillamente su vaciedad, su absoluta falta de contenido.   No se establece una dictadura para salvaguardar una revolución; se hace la revolución para establecer una dictadura. Saber y no saber, hallarse consciente de lo que es realmente verdad mientras se dicen mentiras cuidadosamente elaboradas, sostener simultáneamente dos opiniones sabiendo que son contradictorias y creer sin embargo en ambas. Nada cambiaría mientras el poder siguiera en manos de una minoría privilegiada. El poder no es un medio; es un fin en si mismo.

La muerte de un pueblo

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La industria había llegado hacía un tiempo al pequeño pueblo, las típicas casas rurales era opacadas por grandes tanques, recipientes contentivos de un oscuro y viscoso líquido bordeadas con inmensas etiquetas en las cuales calaveras dibujadas indicaban advertencia de veneno, la antigua laguna, otrora considerada un acuario natural por la diversa fauna que en ella habitaba era ahora un pozo gris y opaco, manchado por aceites industriales, la vida en sus aguas era imposible, los niños ya no se bañaban en sus aguas ni jugaban en su orilla, el ruido de las calderas sustituyó al canto de las aves, el mirador de la colina donde los jóvenes del pueblo se sentaban a ver el atardecer se convirtió en un improvisado autocine en el cual cientos de obreros, sucios y ebrios hasta la inconsciencia pasaban sus ratos libres con prostitutas quienes se trasladaban desde la ciudad para vender amor a cambio de la paga de los trabajadores, cercas con púas dividían grandes sectores de...

El potro salvaje

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Hoy compartiré con ustedes un cuento escrito por Horacio Quiroga el cual leí cuando era un niño, siempre me gusto y solo cuando me hice adulto fue cuando comprendí su moraleja, espero les guste El potro salvaje Era un caballo, un joven potro de corazón ardiente, que llegó del desierto a la ciudad, a vivir del espectáculo de su velocidad. Ver correr aquel animal era, en efecto, un espectáculo considerable. Corría con la crin al viento y el viento en sus dilatadas narices. Corría, se estiraba; y se estiraba más aún, y el redoble de sus cascos en la tierra no se podía medir. Corría sin regla ni medida, en cualquier dirección del desierto y a cualquier hora del día. No existían pistas para la libertad de su carrera, ni normas para el despliegue de su energía. Poseía extraordinaria velocidad y un ardiente deseo de correr. De modo que se daba todo entero en sus disparadas salvajes, y esta era la fuerza de aquel caballo. A ejemplo de los animales muy veloces, el joven potro tenía poc...

A la deriva

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       Hacia 25 días que el pequeño velero de nombre Júpiter se encontraba a la deriva, sus motores habían dejado de funcionar y sus velas se encontraban desgarradas, todo como consecuencia de una tormenta imprevista durante el viaje, pero ahora  los vientos eran débiles, incapaces de hacer rotar las aspas del generador de viento que proveía la energía eléctrica a la nave, los gemelos y su pequeño gatito eran los únicos tripulantes quienes no tenían forma de enviar señales de emergencia a los aviones comerciales que a veces surcaban los cielos encima de ellos, vistos desde abajo no eran más que puntos blancos seguidos de una cola blanca de vapor, era desesperante ver y escuchar esas aves de metal, las cuales volaban ajenas al sufrimiento de quienes estaban a bordo del bote el cual yacía ahora pasivo ante el inmenso océano como una ballena muerta, el monótono ruido de las pequeñas olas golpeando el casco se hacía insoportable con el transcurrir de las horas,...