Dolor eterno
El antiguo reloj de sol ubicado en la plaza marcaba
las 12:00 PM, el medio día había llegado y como siempre desde el amanecer se
dedicó a esperarla sobre el viejo puente,
aquel donde le expreso por primera vez su amor, desde allí podía ver como el océano recibía las ahora no tan limpias
aguas del rio, se encontraba tan absorto en sus cavilaciones, su mente solo
podía pensar en los hermosos momentos vividos a su lado hacía ya muchos años, no
se percató cuando un mendigo se paró a su lado pidiéndole una limosna,
lo ignoro, no por maldad sino por estar inmerso en sus cavilaciones, saco de su bolsillo un lápiz, tan usado que parecía
un palito seco, lo colocó en su boca
como distracción, sobre él las aves jugaban con el intenso viento que anunciaba
la llegada del otoño, una hora más pasó cuando decidió buscar su viejo Chevy
del 55 y conducir hasta el bar donde
juntos solían reunirse con amigos a beber cerveza y jugar a lanzar los dados, llegó sin darse cuenta pues manejó por instinto, su mente estaba lejos,
bajó con cuidado las escaleras del viejo antro, apoyándose con cuidado del pasamanos, casi se corta un dedo con una astilla levantada, - maldita sea – dijo con
voz áspera cuando sintió el pinchazo, se acercó a la mesa preferida de
ella, - Una cerveza negra – dijo alzando
la voz a la mesera cuando la joven mujer apenas se acercó a tomar su pedido, - cerró lo
ojos, tal vez para concentrarse en la música o para imaginar que ella ocupaba
la silla frente a él, saco un fajo de billetes de su viejo saco, era todo lo
que tenía, años de su vida invertidos
trabajando para terminar solo con esa pequeña cantidad de billetes, extrajo uno
de 10 dólares y lo dio a la mesera, - guarda el cambio- afirmó con una voz más
suave, la chica respondió con una sonrisa y le agradeció el gesto, dio un sorbo
a la fría y dorada bebida, la trago con avidez, extrajo ahora del otro bolsillo
su vieja cartera de cuero, al abrirla se podía apreciar la fotografía de una
mujer mucho menor que él, pero era una
foto en blanco y negro, chamuscada por los años, la colocó sobre la mesa, luego
extrajo un periódico doblado, coloreado de amarillo, también parecía de hacía
mucho tiempo, lo abrió y volvió a leer aquel titular de prensa que tantas veces
durante los últimos años dolor le producía
-mujer desapareció
en medio de la tormenta-
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