El final
Ella,
después de beber toda la botella de vino,
veía fijamente su rostro frente al espejo
de vez en cuando desviaba su mirada al viejo retrato donde estaba una fotografía suya, cuando aún era joven,
bella como una flor en primavera,
ahora, al frente de esa brillante lamina solo se reflejaba una calavera vieja y seca, tocó sus canas con manos duras como piedra, luego, se acercó a la ventana desde donde aprecio a unos
niños jugando a tumbar frutas del árbol
de manzano, de la casa contigua, una brisa tibia besó su piel haciéndola alegrarse
por un segundo, pero no la desvió de sus intenciones.
Tocó
con nostalgia la vieja moneda de la
suerte que guardaba en su bolsillo, su padre hacía muchos años se la había obsequiado
cuando aún era su “pequeña” como solía nombrarla. Después, sin vacilar tomo un cuchillo, lo coloco sobre sus muñecas ,
pensó por un instante y lo arrojo lejos, “No, - dijo para sus adentros- así no” no cruzaría el puente al más allá sin dejar un mensaje, una carta al mundo que ya no la recordaba, escribió apresuradamente,
piso la hoja de papel con una cruz
que ya no significaba nada para ella, desenfundo la pistola que guardaba su marido bajo la cama y con ella termino su
agonía, ahora solo sería vista en un ataúd
por aquellos quienes en vida no la visitaron jamás.
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