La Ventana
El joven
cuidadosamente fue ayudado por sus padres a sentarse en la cama como todos los días
había hecho desde hacía unos años, ya no sentía alegría al ver la montaña en la
lejanía y que antes fue un volcán cuyos caminos formados por la lava que alguna
vez descendió por sus laderas había recorrido cuando era un niño, no se alegró
su corazón al recordar aquel amistoso perezoso que colgaba del árbol frente a
su casa y que adoraba saludar antes de correr al colegio, a lo lejos podía ver
al pequeño pueblo, la población iniciaba sus faenas con los primeros rayos del
sol, pero él desde su ventana solo veía, ahora todo le era ajeno pues el mirar a través
de esos vidrios era su vida, todo estaba restringido a mirar y contemplar
sentado en la cama con su espalda apoyada en la cabecera, los cambios pasaban
frente a sus ojos como una película en la cual él era un espectador, día,
noche, sol y lluvia pasaban frente a esa abertura en la pared que los hombres
hacen para no sentirse atrapados en los muros que ellos mismos construyen, ahora
solo a través de sus cristales sentía que podía escapar de la prisión en que se
había convertido su cuerpo, a lo lejos un ave paso volando, siguió con sus ojos
parte de la trayectoria del pájaro pues los marcos de la ventana era el límite
de su mundo, todo fuera de ellos dejaba de existir para el joven, escucho los
gritos de unos niños quienes jugando a dar puntapiés a una pelota hacían una algarabía,
podía escucharlos, pero no verlos, estaban fuera de los marcos de su ventana, el
mundo para el, mas allá de esos límites era un acertijo, podía interpretar e
imaginar lo que sucedía pero no tenía certeza alguna, su madre colocó una suave
música en la radio inalámbrica, el joven la oía pero no la escuchaba, de hecho detestaba
esos sonidos pues abrumaban su mente pero no podía hacer nada, descubrió cambios
en su propio cuerpo pero no podía apreciarlos la inamovilidad de su cuerpo era
total desde aquel fatídico día cuando por impudencia cayo desde lo alto del
techo de su hogar, afectando su columna y condenándolo a vivir postrado en una
cama mientras su cuerpo se marchita con el pasar del tiempo.
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