Amor que mata
El pequeño colibrí aleteaba
sus alas frenéticamente mientras bebía el dulce néctar de las flores del
jardín, sus plumas brillaban por el reflejo de los rayos del sol otorgándole un
traje multicolor, su corazón latía con fuerza para llevar la sangre suficiente a cada musculo del diminuto
animal, su vuelo estacionario y su largo pico le permitía llegar hasta los
lugares más difíciles y así poder penetrar los pistilos de las flores, y libar
su exquisito elixir, cada flor era una amante para esta avecilla quien sin
tapujo alguno iba de una a otra buscando su alimento. Era un pequeño Don Juan
emplumado, no le era fiel a ninguna de las florecillas, su aparente alocado
vuelo ocultaba una maldición y es que no podía ser leal a un solo capullo pues podría costarle la vida.
Un día, una flor se abrió con sus pétalos al mundo, su color rojo era la envidia de animales y flores, el colibrí al verla no pudo contener las ganas de beber su néctar, virgen hasta ese momento cuando la lengua bífida del ave penetró con delicadeza el tubo floral, cerró sus pequeños ojos cuando el dulce néctar tocó su pico, no había sentido tanto placer hasta ese momento. A partir de aquel instante el tucusito solo quiso beber de esa flor, ninguna otra le satisfacía, en cada visita que le hacia, la flor le brindaba más que alimento, el ave se posaba en una rama aledaña y se deleitaba viendo como su amada flor era movida por la suave y fresca brisa de la primavera, estaba enamorado.
Pero, un día al amanecer el colibrí sorprendido vio su querida flor, marchita, sin vida, sus pétalos habían caído al suelo y solo quedaba el pedúnculo seco y sin vida, el ave volaba al rededor de lo que fue su mas grande amor, la tristeza invadió su inquieto corazón, en medio de su dolor había olvidado algo importante para él y es que dejó de alimentarse de otras flores, su obsesión le cegó a tal punto que sin darse cuenta murió de hambre, su energía acabó y ahora yace en la tierra, su pequeño cuerpo rodeado de los pétalos de su amor.
Un colibrí debe alimentarse al menos 8 veces por hora de modo que logren obtener la energía suficiente para mantener su elevado metabolismo, de lo contrario podría morir de hambre..
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